30 de marzo de 2014

COMPETITIVOS, EGOISTAS E INSACIABLES POR NATURALEZA

El vèrtigo de estos tiempos que corren, ha creado hàbitos, costumbres, pseudoculturas subterràneas; remedos de cultura en grandes nùcleos de la sociedad moderna. La presiòn social ha convertido al hombre en juguete, vìctima y tìtere de poderosos intereses comerciales. El hombre automatizado, anulado en su esencia espìritual se ha robotizado con tres o cuatro metas de alcance material, como ùnica razòn de vida. La bùsqueda obsesiva por el confort,  molicie brindada por la absorvente y disipada tecnologìa, ha creado un ser humano esclavo de objetos, metas vanales, proyectos absurdos y mediocres. Siempre el dinero como precursor de las obsesiones y crìmenes del hombre, sometiendo su conciencia  a un arbitraje vulnerable que pierde ante la codicia enfermiza causada por el poder del  dinero.  La satisfacciòn inmediata para alcanzar lo que èsa nueva subcultura le ha enseñado, como  doctrina absoluta de ùnica felicidad posible, ha engendrado un hombre enfermo de poder representado en simbolos y objetos que lo han cegado.

 Han apagado esa luz universal del espìritu que muy pocos ven porque no da rèditos econòmicos,  no sirve para nada segùn  las nuevas modas   despiadadas del  capitalismo. Ahora,  las nuevas generaciones son abominaciones humanas que sòlo nacen, viven y existen para competir y triunfar en la acomodada sociedad de consumo. Sometido desde la infancia a alienantes campañas que educan al individuo para el triunfo, para el  èxito, llevàndolo a un perverso dilema que se ha hecho consigna en las generaciones màs recientes: triunfar o triunfar. Lo otro, la posibilidad de no alcanzar el supuesto y esplendoroso èxito social, econòmico, deja al hombre como un perdedor. La sociedad industrializada, ultramoderna, de lo inmediato y desechable no acepta los  perdedores. El fracaso es aberrante e  inacepatable segìn los nuevos gurùs del hombre exitoso y feliz. . Es la peste de la època. Basta mirar  los miles de comerciales de cualquier paìs occidental y de otros continentes para captar el mensaje premeditado, en un lenguaje alienante pero categòrico:  "Sino triunfas como los mejores nunca seras feliz". A esa deplorable filosofìa facilista  y temeraria  se ciñe la vida del hombre actual.

 EL individuo se entrega entonces a una batalla consigo mismo, contra el medio, contra todas las adversidades; se enfrenta con mùltiples  tropiezos en el transcurso de su existencia. La vida ya  no es la simple lucha por alcanzar un lugar, por obtener  aceptaciòn social y desarrollarse como ser humano dentro del espectro del modelo social. No, la existencia del hombre se desdibuja en  encarnizada batalla por conseguir objetos, renombre, dinero y confort a còmo de lugar. No es un esfuerzo cotidiano de esfuerzo por hacerse  a una profesiòn o un medio de susbsistencia. Es una despiada  guerra contra el otro, contra todos y contra sì mismo por llegar a esa cùspide  donde estarà su redenciòn material,  placebo de la "nueva felicidad humana" ofertada en los grandes supermermercado. Felicidad con marca exclusiva y precio oneroso, a la venta,  en los nuevos paraìsos artìficiales de las modernas ciudades, llamados centros comerciales.

Desde su infancia empieza la docrtrina del triunfo, de luchar, de trabajar, de ser el mejor, de estar por encima de los demàs porque se debe llegar a la excelencia. El fracaso no es posible.  Al  niño lo educan para el supuesto y dorado èxito que le proporcionarà, su   futura felicidad.  Èl  debe ser el mejor en todo. Se inicia esa batalla que no terminarà jamàs porque cada peldaño que logre, serà un reto màs; otra exigencia que le harà la familia, la sociedad, los estamentos sociales, el Estado manipulador y adoctrinante que exhorta al  progreso y bienestar  para los buenos ciudadanos  que   triunfan y dignifican la patria.

Ser competitivo, ser egoista e insaciable en la conquista del triunfo serà su derrotero de vida. Nada podrà detener a  èse hombre, èsa mujer, que pasarà por encima de la ètica;  la moral serà descartada por obsoleta, los ùnicos valores posibles seràn  escalar y escalar, subir hasta llegar a esa cima donde sòlo llegan los mejores. Donde llegan los que pisotearon, arrasaron, mintieron;  destruyeron, vendieron su alma a todos los demonios para triunfar.

No hay marcha atràs. Triunfas o  pereces. Ganas a todos o seràs un perdedor. Si lo quieres, tienes que luchar y  patear, golpear, traicionar y mentir. Todo se vale. Todos los trucos màs sucios y oscuros sirven para ser competitivo y èxitoso.  La mentira es un arma de los triunfadores y ya en poder de ella, seràs tan diestro en su uso  que tù mismo te convertiràs en una brillante mentira resplandeciente de èxitos. Aquì no sirven los sentimientos estùpidos de  bondad.  En la ballalla de la competencia del mundo moderno, los dèbiles estorban, deben ser aplastados por los màs fuertes y capaces.

Llegaràn a la meta de los triunfadores, los que superados todos los obstàculos en esa dura batalla que luego serà una interminable guerra, aquèllos hombres, aquellas mujeres, de personalidad arrolladora y nervios de titanio. Estaràn en el  dorado recinto  del èxito, los que vencieron a  muchos, a los demàs. A  los  que  quedaron tendidos en el  campo de batalla de la competencia, como despojos del fracaso. Esos triunfadores estaràn allà, en lo alto, desfilando en la corte de los idòlatras, narcisos y egòlatras, haciendo venias  a la vanidad de los magnates y poderosos.   Cuando triunfen, deberàn competir  con mayor violencia e inmoralidad porque una vez que lleguen a la cùspide de los elegidos, el sistema de pesos y contrapesos de la voraz sociedad de consumo, èsta  les exigirà ser todavìa  màs competitivos, mucho pero mucho màs egoistas;  muchisimo màs, a nìvel superlativo, ser insaciables porque lo que està en juego  no seràn los acostumbrados trofeos materiales de boato y bienes terrenales;  no, ellos ya no querràn una porciòn del mundo, querràn ser dueños del planeta entero, porque  asì lo determinan las circunstancias y la presiòn por la posiciòn alcanzada,  donde los  condujo   su obsesiòn  por la riqueza y el poder.

El Estado, convertido en  un triste tìtere de poderosos intereses financieros, actùa como caja de resonancia de malignos poderes corporativos que son,  en realidad,  los que controlan los Estados y manejan los gobiernos del mundo actual. Esa perversa uniòn atiza la compulsiva maquinaria de una sociedad enloquecida por la competencia, bùsqueda desesperada por el bienestar. Es cuando la  sociedad y sus integrantes màs importantes, los individuos,  alienandos, adoctrinados  para la  batalla diaria de competir para sobresalir, sacrifican sus existencias, lo mejor de sus vidas,  para ir tras alucinantes quimeras.

Este es el nuevo orden del mundo trazado para  las generaciones màs jòvenes,  postulados demenciales de ser competitivos, ser egoistas, ser  insaciables para alcanzar  altos estàndares de la denominada en forma  repulsiva,  "calidad de vida", "alto nivel de vida", "altos ingresos", y otros plus que sòlo producen cada vez màs excluìdos.  Maquiavèlico engranaje de competencia feroz que muy pocos logran vencer.   En la que la mayorìa participa, desconociendo por ignorancia  o ingenua estupidez que en la guerra de la competencia por el èxito y la prosperidad, sòlo una minorìa de hombres sin alma, sin escrùpulos,  logran su objetivo, cayendo en una trampa sin salida porque deberàn continuar compitiendo contra adversarios cada vez màs fuertes, crueles, despiadados  y amorales,  para no caer de la cùspide donde llegaron





 

EL INFIERNO ESTÀ ENTRE NOSOTROS

¿Cuàl es el verdadeo infierno, aquèl que inventò el cristianismo para someter, aterrorizar y mantener esclavizados alos creyentes durante casi dos milenios? ¿Quièn ha estado en ese infierno creado por el oscurantismo clerical màs retrògrado y criminal ? ¿Existe de verdad ese temido lugar donde sòlo llegan los màs perversos pero tambièn los que no creyeron en esa religiòn o por pecados màs inocentes, que vistos a la luz de hoy son màs que risibles?
El infierno nos respira en la nuca con sus lenguas de fuego, quemàndonos, hacièndonos sentir el dolor y sufrimiento que los seremos humanos padecemos en el desarrollo de nuestras vidas, desde que nacemos hasta nuestro final; no es un solo infierno el que sufrimos, son variado e innumerables infiernos los acechan con apariencia de tragedia, con rostro de tortura, con sombras dantescas de muerte y oleadas de fuego tras el fyuego de la guerra y la devastacion aterradora de  los instrumentos de la guerra; el infierno nos persigue bajo la devastadora secuenciua de terribles enfermedades que diezman el cuerpa hasta dejarloi como un despojo putrido, nauseabundo que en poco tiempo sera cremado, enterrado o arrojado en el fondo de algùn turbulento rio o un lejano mar; los infiernos son mùltiples con su zarpas malignas que laceran cuerpos en forma de terribles catastrofes naturales, matando a miles y millones en pocos minutos pero dejando a aterrorizados sobrevivientes ante la presencia de un lugar convertido en un infierno de cadaveres, sangre y despojos humanos por doquier, infame opresencia de aquella pesadilla de dolor en los  rostros de los cadaveres, sanguinolentos y ultrajados por la barbarie del acontecimiento sea natural o causado por la onmipresente capacidad del homb re de causar muerte y doilor. bien porque somos vìctimas de las infamias de nuestros mismos congèneres, chivos expiatorios de la malkignidad

El infierno son todos los infiernos que enfrenta la raza humana desde el gènesis de presencia en la tiuerra hasta los sombrìos momentos que pasan. Cuàntos infiernos nos encontramos en el dìa a dìa a traves de la moderna tecnologìa que nos pone frente a una pantalla de televisiòn para ver seres mutilados, descuartizados, tendidos sobre vcampops cubuertos de sangre donde van llegando las aves carroñeras, esperando un poco a que la carne muerta se descomponga un poco màs, la sangre se seque e iniciar entonces su aquelarre devorador , festìn de la cadena alimenticia de la cruel pero sabia estructura de la naturaleza. Infierno de todos los dolores es la guerra de todas las èpocas, todos losm perìodos de la historia son el cuadro purpura donde el mal ha pintado la barbarie con el vital lìquido que corre por el cuerpo de los hombre y que èste derrama desde siempre sobre la tierra como tributo extraño de savcrificar la vida para que la tierra absorva su simiente roja. Los infiernos estàn entre nosotros convertidos en hambre que avanza como un càncer hasta convertirse en epidemis que mata lentamnet a millones que no conocieron otro mundo que la infernal certeza de saber que moriràn porque carecen del alimenmto bàsico para  no morir. Infierno de grandes nùcleos de poblaciòn paralizados por el miedo a la guerra y las mosntruiosidades que se comenten en nombre de credos politicos y religiosos,  fanatismos exacerbados y criminales; estupidez e ignorancia absoluta donde bla razòn es socavada por la irracionalidad y la batbarie que trae siempre a al memoria còmo el hombre continùa siendo una feroz bestia, barnizada de cierta moralidad, algunas normas sociales, unos valores èticos muy endebles y el protocolo incierto de hombre civilizado, tìmidos frenos que mantienen enjaulada al depredador nato y violento que continùa sien do el hombre.

El infierno son los otros, los infiernos son los submundos que habita el hombre encarcelado en esclavitudes azarosas de apegos irracionales y compulsivos por obtener objetos, tener y tener cosas y cosas acosta de destruir el medio ambiente y pisotear el dercho de las dempas especies a coexistir, masacrar a sus propios congèneres,  destruir la flora y contaminar las fuentes de ahoha que se secan y contaminan  cada vez màs:  el infierno es el otro, el usurero capitalista mundo financiero que succiona como vampiro de dinero, el sudor, el poco dinero, todo lo que produzca rèditos y enorme rentabilidad para aumentar hasta nìvles irracionales los patrimonios de  hombres anònimos, sociedades secretas de individuos que dominan la banca y tienen al mundo en sus manos, apretando cada vez màs la economìa del mundo, destilando con dolor, pobreza, escasez, desempleo y quiebra econòmica, las economìas de gran cantidad de naciones. El infierno arde en la pobreza que se extinede como pabndemia sobre la tierra,infiernos son los dramas de millones de desempleados que no tienen para sobrevivir y si no mueren de hamb re es por extraños milagros de la solidadridad humana, algunos auxilios estatales y la suteridad de sus vidas que los convierten en sres que viven con el mìnimo vìtalñ. Pero los otros, los  hambrientos, que no son siquiera desempleados porque nunca han tenido un trabajo, los de lejanas comunidades donde impera la miseria, esos miles y millones que subsisten de pirricas sembrados, perencen en espantosas hambrunas de hoorror .
 La sed, el hambre, la pobreza, la guerra, el dolor de enfermedades  y pestes endèmicassin cura ni asistencia mèdica; cuàl de estos sumnundos infernales es màs o menor infierno sobre la tierra. Aùn falta analizar la hecatombe, muy posible y no tan lejana de una confrontaciòn atòmica entre las naciones que tienen ese poder nuclar en sus fuerzas armadas. No es nesario ser muy inteligente para vislubrar el dìa despuès que sucedad una guerra nuclear. El mundo serìa un infierno màs espeluznanteque el descrito por Dante Alighieri, en el primer canto con sus nueve cìrculos, muchos mas pavoroso  al que se describe en la biblia con sus lagos de fuego y azufre, hornos de fuego y humos de tormento. Serìa una aproximaciòn màs espantosa que la imaginada por Milton en el Paraìso Perdido, y muchìsimo màs que toda la mitologìa inventada por todas las religiones, en especial esa visiòn deliante de tormento de la edad medìa y el fanatismo demencial que provocaba miedo e histeria colectiva, arma de terror poderosa, poderosa supercherìa y mito con la que la Iglesia Catòlica dominò y sometiò a los hombres de esa oscura època del medioevo.







TERRORISMO DE ESTADO CONTRA LOS POBRES Y DEBILES

LA VIDA ES MAS QUE UN NEGRO AGUJERO

Vivir es ir aproximàndonos cada vez màs hacia ese agujero infinito, quizàs negro pero inevitable de la nada

28 de marzo de 2014

LA SUERTE ESTÀ ECHADA

Llega un momento en nuestras vidas cuando nos enfrentamos con lo inevitable. Es el instante en que ya todo està definido, no hay màs alternativa que enfrentar el destino. Y de manera de enfrentarlo, podrà definirse el grado de valentìa, la gallardìa para hacer frente a los hechos. O quedarà en evidencia la cobardìa màs deplorable y humillante que nos hundirà en la contricciòn de no haber tenido valor para enfrentar los retos del destino.

MÀS MALO QUE EL MÀS MALO

El mal se extiende como una densa y poderosa epidemia que arrasa los valores, quiebra los valores, destruye sin compasiòn la bondad y lo que fueron principios de ètica; la moral agoniza, en muchos lugares del planeta ya no existe. ¿Què pasa si el mal gana la partida y el mundo queda en poder de sòlo lo màs malos de la historia?

27 de marzo de 2014

CUANDO EL LEON MATA, EL CHACAL COME LA CARROÑA

El hombre es un leòn con conciencia humana, intelogencia humana, conocimientos humanos y otras virtudes màs elevadas pero todas humanas, logradas todas por la especie humana luego de un complejo y largo proceso llamado civilizaciòn. Pero ese ser tan virtuoso y civilizado, dotado de tantos atributos y destrezas es tambièn un animal agazapdo detràs de su disfraz de ser humano, superior en apriencia, en inteligencia, a las demàs especies que habitan el planeta tierra. Es tambièn un ser primario todavìa en muchos aspectos que no ha podido superar luego dse innumerables ciclos, estadios y perìodos de avance cientìfico, progreso nmaterial, conquistas tecnologicas y saltos hacia la modernidad cada vez màs avanzados. Aùn asì, el hombre continùa siendo una criatura dèbil e instintiva, vulnerable y traicionera, rapaz y egoista. Un hombre tan feroz y agresivo como el màs brutal y sanguinario animal que exista aùn en la tierra. L a violencia del homb re supera todas las violencias unidas de los mas tembles depredadores y fieras.