23 de enero de 2014

SIN INTIMIDAD, SIN PUDOR

Una sociedad vulnerable que exhibe en las llamadas  "redes sociales", dentro de la poderosa,  infinita red telaraña de la internet,  las miserias humanas,  intimidades, que publica y difunde en fotos, videos, imàgenes y textos, la mayorìa de veces mal redactados, carentes de sintaxis, semàntica y reglas elementales de gramàtica,  los  momentos màs ìntimos y privados,  es una sociedad mediatizada, enferma de magalomanìa y vanidad. Ya las  "redes sociales" han tejido su gigantesca, cuasi indestructible telaraña de informaciòn sin lìmite. Cubriendo con  su poder aplastante nuestras vidas, dominàndonos. Estamos atrapados en la red sin intimidad y pudor que proteger.  La sociedad ha seguido el juego adictivo de la tecnologìa porque difìcil es sustraerse a su perversa influencia.  Y el hombre se ha sometido al poder de  atracciòn y libertinaje que ofrece la internet, para desnudarse sin pudor, para exhibir su vida misma ante miles y millones que lo veràn en todo el planeta, quedando su dignidad  e intimidad,  aniquilada. Ante millones de ojos que lo miraràn, conoceràn y sabràn còmo es su cuerpo, su sexo, còmo fornica y es poseìdo o poseida por otro ser humano. Y esto para comentar sòlo de los aspectos sexuales porque hay  situaciones màs escabrosas que se "suben a la nube virtual" para convertirla en objeto pùblico, sin reserva, sin respeto ni derecho alguno.

La WWW nos ha vencido.  Los seres humanos quedamos convertidos en  moscas e insectos,  presos en su red.  Muy pronto la capacidad de las megas de la informàtica quedarà agotada para acumular  tal  universo de informaciòn basura, estupidez humana, billones y trillones de chismes, rumores, intimidades y secretos que el hombre moderno transmite cada segundo en una espiral infernal de tedio, soledad, angustia;  ansiedad, miedo, terror e idiotizaciòn estandarizada. Pero entonces inventaràn otras formas de almacenamiento màs avanzadas.
 Como imposible ha sido exterminar las ratas y cucarachas de la faz del planeta, imposible serà para el hombre, escapar de las redes de la telaraña de hipercomunicaciòn de la WWW.  La intimidad y el pudor de la mujer y el hombre, perdieron en su intento por ser parte de la esencia màs privada del ser humano. Pero ante  una  moral agònica, el hombre perdiò los frenos de su identidad, de autocontrol ètico.

 Le llaman el "derecho a la comunicaciòn", "derecho a informar y ser informado".  Los grandiosos avances del mundo globalizado, vigilado, monitoreado, controlado por sofisticados satèlites y demàs artefactos de avanzada tecnologìa informativa   Màs que libèrrima y avanzada, la moderna sociedad humana ha caìdo en el decadentismo, con evidentes signos de pandemia psicòtica generalizada.  Con profundos sentimientos de exhibicionismo y desverguenza. La libertad y el derecho a ser dueños de nuestros cuerpos, nuestra sexualidad y elecciòn libre para el ejercicio genital, no puede traspasar los lìmites del decoro y la dignidad. El derecho inalienable a tener respeto por la intimidad ajena y propia, ha dejado de existir. Las nuevas generaciones aclaman y reivindican el derecho a mayor libertad, màs derechos, màs prebendas y amnistìas morales y èticas; menos deberes, menos responsabilidad, menos juicio; màs placer. Mucho màs confort para no sufrir y tener una vida placentera, sin sacrificio ni esfuerzo alguno. Esa es la consigna del mundo moderno.  Sin intimidad, sin pudor. La desverguenza absoluta ha de llegar, quizàs ya llegò y no nos hemos  dado por enterados. O tampoco nos importa.

La sociedad moderna ha entrado en la rebeldìa de las normas y leyes porque son hijos de la dcescomposiciòn moral y social  general que agobia al mundo. Pero se mantiene pasiva y sumisa a los efectos devastadores de la alienaciòn mercantilista, descarado y compulsivo consumismo. Sus causas son mùltiples y complejas. En el mundo empieza a ganar terreno la barbarie.  El oprobio del  hombre convertido en lobo salvaje que despedazò  el catàlogo de la domesticaciòn y la cordura. El que se atreve a discutirlo,  cuestionarlo, es tildado de retrògrado, moralista, enemigo de la libertad, dinosaurio cavernario.  Innumerables calificativos màs  le lloveràn.   Pero hablar hoy por hoy de decoro, de dignidad, es un chiste del que se reiràn por siempre en tu misma cara. Abatida la moral, destruida la ètica, al hombre y su pomposa modernidad sòlo le queda  el desenfreno, la bacanal y los excesos màs grotescos que vive y goza la humanidad en una danza escatològica, disfrutada entre las sombras de la noche màs lòbrega  que haya tenido la historia del hombre.

 No puede ser sana una sociedad que todo lo dice,  comunica, transmite y manifiesta a travès de las llamadas "redes sociales" que bien podrìan denominarse redes del chisme, la frivolidad y estupidez humana màs descarada y desenfrenada que haya tenido la humanidad en toda su reciente historia. ¿ En donde quedò la intimidad del ser humano que quizàs por el exceso celo de las religiones y la moral imperante de la època, era exagerado?   ¿Què pasò con el derecho de un mujer, un hombre  para que sus secretos màs ìntimos murieran con èste?  ¿Què fue del pudor de la mujer que enaltecìa con coqueterìa el celo del amor y le daba màs encanto al romance?

El estado de libertad que logrò el hombre despuès de difìciles como largos y sangrientos estadios històricos, cayò en una descomposiciòn de derechos exagerados, casi sin  lìmites en muchos casos. Libertad convertida en absoluto libertinaje en  muchos aspectos.  Batalla  tan ardua, como sangrienta y dolorosa  para alcanzar la humanidad, un peldaño de dignidad y decoro, se transformò, gracias a las conquistas sociales y polìticas, a la tecnologìa y su poderoso alcance, en un desvergonzado libertinaje donde afloran las màs bajas pasiones, la estupidez màs grande, la vulgaridad  y desfachatez sin fondo, y la escasez de profundidad intelectual,  ideas sensatas,  constructivas para hacer una mejor sociedad.
La libertad perdiò el norte, la moral y ètica quedaron reducidas a una mìnima expresiòn de sobria convivencia, normas elementales de civismo. La tecnologìa y su dilecto engendro, la internet con sus mùltiples variables, es una aplanadora. Todo se adapta, se moldea, queda subyugadoi a sus intereses o es aplastado, aniquilado sin contemplaciones. La intimidad y el pudor  son apenas dos derechos del hombre sacrificados. Pero la lista es larga y dramàtica.  Tema  para otro blog, serìan  los "inumerables cadàveres intangibles" de otras dignidades, conquistas, tradiciones y valores extinguidos por  la tecnologìa.

En los tiempos raudos y demenciales que corren, parece que debe  aplicarse la demoledora consigna que escuchè de un bàrbaro muchacho tatuado, obsesionado por convertirse en un multimillonario antes de cumplir los treinta:  " Te adaptas al mundo, te modernizas ràpido,   te conviertes en un lobo depredador sin piedad ni escrùpulos. Avanzas con la tecnologìa a su paso endemoniado, con su moral torcida y podrida, o el mundo te aplastarà como cucaracha. Seras destruuido por el sistema.  El mundo actual  aplasta a los dèbiles e inadapatados con la tecnologìa. No necesita armas. Te integras y endureces  o mueres."

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