9 de febrero de 2014

MIEDOS QUE MATAN, MIEDOS QUE PARALIZAN. - - UNO.- -

Miedo que nos persigue con saña y rigor desde el nacimiento hasta la muerte. Miedo para nacer,  salir del tibio abrigo del ùtero materrno para enfrentarnos a la realidad de un mundo duro y cruel.  ¡Cuàn doloroso es crecer en la infancia cuando el miedo a tantos fantasmas, tantos traumas y desdichas perturban  la fragilidad de nuestra dulce como amarga niñez! Miedos y màs miedos persiguiendo al hombre como perros de presa en el transcurso de la existencia. El miedo es el fantasma indestructible, poderoso que acorrala al ser humano,empujàndolo, paralizàndolo y por què no, matandòlo sin piedad. El miedo es aquèl ente intangible pero cercano que nos respira en la nuca desde  que nacemos hasta el final de la existencia.

Pero asì como hay miedos que matan, hay miedos que paralizan. No existe un solo tipo de miedo, son muchos los miedos que acechan como bacterias infecciosas. El miedo, todos los miedos que azotan la supremacìa del hombre como  presunto  amo, impostor supremo del planeta tierra, son los monstruos màs crueles, definidos como  ocultos enemigos de la especie humana. El ser humano lo sabe. Vencerlos ha sido una guerra infinita con miles de batallas perdidas. Ni todo el esplendor cientìfico, ni  la  soberbia armadura tecnològica, ha logrado siquiera mover un milìmetro, el poder invencible del miedo.

¿Acaso se vencerà algùn dìa el miedo? El miedo es parte consustancial de la cèlula humana, es inherente a su realidad. El hombre como producto primordial de la humanidad, sin la posibilidad de sentir, tener miedo, no serìa humano, serìa un ser anormal, fuera de serie sino tuviera  miedo en la acciòn y desarrollo de sus actividades cotidianas. Es posible controlar el miedo, domesticarlo, hacerlo un aliado para impulsar la dinàmica, la acciòn  y aventura del hombre. Pero erradicarlo jamàs. Al menos, mientras el hombre sea lo què es como criatura animal y racional, y no intervenga la ciencia, la tecnologìa para hacer del ser humano, un  "transformer", un frankeistein horroroso de apariencia humana pero muy lejos de su verdadera identidad.

Esos miedos nos invaden,  dominan y manipulan. Esos miedos que paralizan al  hombre y lo hunden en abismos, desde allì  se convierten en terror, viven entre nosotros; se alimentan de incertidumbres y dudas, se robustecen de todos los miedos  acumulados en su historia individual,  hasta constituirse en dragones implacables que reencarnan en la profundidad de nuestra conciencia, nuestro espìritu. El miedo toma entonces  posesiòn absoluta de la mente, cuerpo, alma y espìritu.   El miedo ha triunfado, el siniestro dragòn ha poseìdo al hombre en cuerpo y espìritu.

Miedos indescifrables que determinan complejas e incurables patologìas mentales. Miedos que evolucionan hasta ser enfermedad mental de amplios sectores de la poblaciòn.
El miedo es una pandemia  peligrosa como una guerra porque puede hacer estallar  el inconformismo y resentimiento de un pueblo, originando un pavoroso incendio social. Los polìticos perversos y demagogos saben del poder del miedo. Los tiranos y dictadores inteligentes  temen al miedo del populacho, transformado en insurrecciòn civil. . Un miedo colectivo, manipulado por enemigos polìticos puede poner en peligro un gobierno, un estado hasta derrocarlo porque puede provocar una revuelta, una guerra civil en pocos dìas.   Los miedos manipulan el cerebro hasta vencerlo,creàndole imàgenes, conceptos, enfermedades y pesadillas que se convierten en realidad, en la delirante existencia del hombre dominado por el miedo.

 Miedo es el nombre dado a la peor pesadilla del hombre pero tambièn es el mecanismo de defensa y lucha màs poderoso que pueda  tener la humanidad  porque el miedo impulsa al hombre a las màs inciertas como peligrosas aventuras sin importar los resultados. Los màs grandes èxitos, triunfos y metas, se alcanzan enfrentando el miedo. Golpeàndolo con fuerza. Gritàndole su maldita cobardìa para espantarlo de nosotros y obtener lo que nos proponemos.  El miedo como mecanismo natural de un ser instintivo y agresivo como el hombre, impulsa a èste para atacar con ferocidad y supuesta valentìa a un  enemigo real o imaginario, atacante fortuito,  condicionado por las circunstancias de un medio hostil.

 La reacciòn al  miedo provoca en el hombre  insopechada valentia. Pero no es propiamente valentìa lo que estimula  al hombre sino el miedo que desencadena en lo profundo del ser humano, una serie de mecanismos de lucha. El instinto de subsistencia, innato instinto de defensa surge con determinaciòn del tùnel del miedo para enfrentarse al peligro. El miedo se enfrenta contra el miedo. Puede el miedo vencer el mismo miedo, como antìpoda, proceso de contrarios a la inversa.  Sòlo mirando el miedo  a sus ojos esclavizadores, manipuladores y destructivos, podemos enfrentarlo, muy difìcilñ destruirlo pero si someterlo bajo nuestras propias emociones. El miedo sì puede controlarse pero jamàs vencerse. Nacemos con miedo y moriremos con miedo. Porque la muerte asusta. La humanidad le teme a la muerte.  El miedo a la muerte, es tal vez el   miedo màs recurrente en el ser humano, el que quizàs màs lo obsesiona.  ¿Acaso no hay algo de misterioso, desconocido y terrorìfico en el fenòmeno de la muerte que provoca esa indefiinible aprehensiòn en el hombre desde sus orìgenes hasta el presente?

!Què espectàculo ofrecen las muchedumbres de las grandes ciudades del mundo. Millones de hombres y mujeres que caminan en direcciones infinitas, diversas, màs homogèneas que heterogèneas porque la especie humana, siempre da cìrculos alrededor de un eje comùn, el de las  existencias estandarizadas.  Ser humano gregario,  miedo gregario. Panico colectivo que  utiliza el Establecimiento para esclavizar, controlar, someter a la poblaciòn, marcadas por la apatìa; soledad y estrès, hastìo compensado con objetos, comida, placeres del sexo, deleites de la comida, placebo de la religiòn, la droga; perversiones obsesivas, maniàticas, nacidas  en el delirio compulsivo creado por el capitalismo ultraindustrializado y su gran aliado, el superestado mundial de la publicidad¡ 

Pero la emociòn màs profunda, la que màs veces experimenta por encima de las descritas, es el miedo. Y allì agazapdo, entre las penumbras del  malestar de la masa, està el miedo como servidor, como amo y condicionador de la vida de estos millones de seres. El miedo acorrala, subyuga y esclaviza,  empuja a las muchedumbres de la ciudad a experimentar esa poderosa energia que aniquila, paraliza o empuja con coraje al hombre haci a la muerte o el triunfo. Miedo citadino al otro, miedo a ser asaltado; miedo a ser asesinado, miedo a la apariencia  de los otros. Miedo a sì mismo y a enfrentarse a la lucha por la subsistencia.  Los miedos que son innumerables aunque se singularice su definiciòn, son los que matan al hombre. Las ciudades del mundo estàn carcomidas, peligrosamente erosionadas por el miedo que  mutila y asesina como un espectro maligno el diario vivir en esos laberintos infernales llamados ciudades modernas.



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