30 de marzo de 2014

EL INFIERNO ESTÀ ENTRE NOSOTROS

¿Cuàl es el verdadeo infierno, aquèl que inventò el cristianismo para someter, aterrorizar y mantener esclavizados alos creyentes durante casi dos milenios? ¿Quièn ha estado en ese infierno creado por el oscurantismo clerical màs retrògrado y criminal ? ¿Existe de verdad ese temido lugar donde sòlo llegan los màs perversos pero tambièn los que no creyeron en esa religiòn o por pecados màs inocentes, que vistos a la luz de hoy son màs que risibles?
El infierno nos respira en la nuca con sus lenguas de fuego, quemàndonos, hacièndonos sentir el dolor y sufrimiento que los seremos humanos padecemos en el desarrollo de nuestras vidas, desde que nacemos hasta nuestro final; no es un solo infierno el que sufrimos, son variado e innumerables infiernos los acechan con apariencia de tragedia, con rostro de tortura, con sombras dantescas de muerte y oleadas de fuego tras el fyuego de la guerra y la devastacion aterradora de  los instrumentos de la guerra; el infierno nos persigue bajo la devastadora secuenciua de terribles enfermedades que diezman el cuerpa hasta dejarloi como un despojo putrido, nauseabundo que en poco tiempo sera cremado, enterrado o arrojado en el fondo de algùn turbulento rio o un lejano mar; los infiernos son mùltiples con su zarpas malignas que laceran cuerpos en forma de terribles catastrofes naturales, matando a miles y millones en pocos minutos pero dejando a aterrorizados sobrevivientes ante la presencia de un lugar convertido en un infierno de cadaveres, sangre y despojos humanos por doquier, infame opresencia de aquella pesadilla de dolor en los  rostros de los cadaveres, sanguinolentos y ultrajados por la barbarie del acontecimiento sea natural o causado por la onmipresente capacidad del homb re de causar muerte y doilor. bien porque somos vìctimas de las infamias de nuestros mismos congèneres, chivos expiatorios de la malkignidad

El infierno son todos los infiernos que enfrenta la raza humana desde el gènesis de presencia en la tiuerra hasta los sombrìos momentos que pasan. Cuàntos infiernos nos encontramos en el dìa a dìa a traves de la moderna tecnologìa que nos pone frente a una pantalla de televisiòn para ver seres mutilados, descuartizados, tendidos sobre vcampops cubuertos de sangre donde van llegando las aves carroñeras, esperando un poco a que la carne muerta se descomponga un poco màs, la sangre se seque e iniciar entonces su aquelarre devorador , festìn de la cadena alimenticia de la cruel pero sabia estructura de la naturaleza. Infierno de todos los dolores es la guerra de todas las èpocas, todos losm perìodos de la historia son el cuadro purpura donde el mal ha pintado la barbarie con el vital lìquido que corre por el cuerpo de los hombre y que èste derrama desde siempre sobre la tierra como tributo extraño de savcrificar la vida para que la tierra absorva su simiente roja. Los infiernos estàn entre nosotros convertidos en hambre que avanza como un càncer hasta convertirse en epidemis que mata lentamnet a millones que no conocieron otro mundo que la infernal certeza de saber que moriràn porque carecen del alimenmto bàsico para  no morir. Infierno de grandes nùcleos de poblaciòn paralizados por el miedo a la guerra y las mosntruiosidades que se comenten en nombre de credos politicos y religiosos,  fanatismos exacerbados y criminales; estupidez e ignorancia absoluta donde bla razòn es socavada por la irracionalidad y la batbarie que trae siempre a al memoria còmo el hombre continùa siendo una feroz bestia, barnizada de cierta moralidad, algunas normas sociales, unos valores èticos muy endebles y el protocolo incierto de hombre civilizado, tìmidos frenos que mantienen enjaulada al depredador nato y violento que continùa sien do el hombre.

El infierno son los otros, los infiernos son los submundos que habita el hombre encarcelado en esclavitudes azarosas de apegos irracionales y compulsivos por obtener objetos, tener y tener cosas y cosas acosta de destruir el medio ambiente y pisotear el dercho de las dempas especies a coexistir, masacrar a sus propios congèneres,  destruir la flora y contaminar las fuentes de ahoha que se secan y contaminan  cada vez màs:  el infierno es el otro, el usurero capitalista mundo financiero que succiona como vampiro de dinero, el sudor, el poco dinero, todo lo que produzca rèditos y enorme rentabilidad para aumentar hasta nìvles irracionales los patrimonios de  hombres anònimos, sociedades secretas de individuos que dominan la banca y tienen al mundo en sus manos, apretando cada vez màs la economìa del mundo, destilando con dolor, pobreza, escasez, desempleo y quiebra econòmica, las economìas de gran cantidad de naciones. El infierno arde en la pobreza que se extinede como pabndemia sobre la tierra,infiernos son los dramas de millones de desempleados que no tienen para sobrevivir y si no mueren de hamb re es por extraños milagros de la solidadridad humana, algunos auxilios estatales y la suteridad de sus vidas que los convierten en sres que viven con el mìnimo vìtalñ. Pero los otros, los  hambrientos, que no son siquiera desempleados porque nunca han tenido un trabajo, los de lejanas comunidades donde impera la miseria, esos miles y millones que subsisten de pirricas sembrados, perencen en espantosas hambrunas de hoorror .
 La sed, el hambre, la pobreza, la guerra, el dolor de enfermedades  y pestes endèmicassin cura ni asistencia mèdica; cuàl de estos sumnundos infernales es màs o menor infierno sobre la tierra. Aùn falta analizar la hecatombe, muy posible y no tan lejana de una confrontaciòn atòmica entre las naciones que tienen ese poder nuclar en sus fuerzas armadas. No es nesario ser muy inteligente para vislubrar el dìa despuès que sucedad una guerra nuclear. El mundo serìa un infierno màs espeluznanteque el descrito por Dante Alighieri, en el primer canto con sus nueve cìrculos, muchos mas pavoroso  al que se describe en la biblia con sus lagos de fuego y azufre, hornos de fuego y humos de tormento. Serìa una aproximaciòn màs espantosa que la imaginada por Milton en el Paraìso Perdido, y muchìsimo màs que toda la mitologìa inventada por todas las religiones, en especial esa visiòn deliante de tormento de la edad medìa y el fanatismo demencial que provocaba miedo e histeria colectiva, arma de terror poderosa, poderosa supercherìa y mito con la que la Iglesia Catòlica dominò y sometiò a los hombres de esa oscura època del medioevo.







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