27 de septiembre de 2013

PUTAS Y PUTICAS

                                                      PUTAS Y PUTICAS    

!Cuànto se ha escrito y continuarà escribièndose sobre el mundo de la putas¡ 
Siempre se diràn las mismas frases de cajòn, se volverà a hablar de su problemàtica social como trasfondo de un fenòmeno sociològico de siempre;  han hablado y escribiràn por siempre de la degradaciòn humana, de la utilizaciòn de la mujer como mero objeto sexual.  Asì mismo, se tocarà el aspecto moral y por supuesto de la dignidad de la mujer como ser humano y no vulgar  mercancia.  Se escribirà sobre el negocio del sexo que implica la prostituciòn  pero son  tantas las variables que  el  fenòmeno de la prostituciòn es una problemàtica  màs  del mundo pero  es tambièn un  negocio rentable,  quizàs un  mal necesario de la  sociedad de consumo para aplacar la lujuria y las necesidades sexuales del hombre.   Otra de las abominables fracturas  del capitalismo, degradaciòn  y negocio  del  implacable sistema econòmico,  que explota cualquier aspecto vulnerable del hombre  que pueda  generar  rèditos econòmicos. Porque de no existir la prostituciòn con todas sus implicaciones es  vàlido  preguntarse:
¿Què hubiera sido del mundo occidental sin putas en toda su historia y en la actualidad?

La prostituciòn como tema intelectual es  un asunto demasiado trajinado, tan trajinado como el cuerpo de las putas  mil veces utilizado  en el  ayuntamiento  carnal Pero como nunca, la prostituciòn, no obstante ser un tema aburrido,  monòtono, sin màs interès que para los especialistas o las autoridades que lo estudian, afrontan  y combaten.  Se ha convertido en una pandemia mundial. De negocio clandestino,  de caràcter local  en el paìs donde se ejerciera, repudiado por la moral burguesa y eclesiàstica pero aceptado en la pràctica con el velo de la  hipocresia social de todos los perìodos historicos, la prostituciòn, se transformò en una multinacional gigantesca del crimen internacional  en  manos de poderosas mafias que manejan la postituciòn como macabro pero rentable negocio con implicaciones mundiales,  sucio negocio donde se ejerce el rapto, el secuestro, la coerciòn;   el chantaje, la tortura;  la violaciòn,  drogadicciòn forzada, desapariciòn y  asesinato.

 Pero cuando no està manejado por aquèllas temibles mafias mundiales de proxenetismo esclavo, la prostituciòn aunque suene duro y quizàs inmoral desde la òptica de la moral burguesa cristiana, es  un trabajo como cualquier otro que implica un trato  comercial de sexo por una tarifa de dinero, intercambio de placer por una cantidad acordada. El  veto moral y social ya no es  impedimento para que una mujer que quiera ser puta, lo haga sin miramientos. Una mujer puede hacerse puta por necesidad y presiòn social del medio al no tener otras alternativas de subsistencia; puede hacerlo por voluntad propia, autodeterminaciòn, libre albedrìo, es decir porque le gusta ese mundo y quiere vender su cuerpo al mejor postor. Porque hay mujeres que nacieron para ser putas y les gusta serlo, ademàs  porque la naturaleza humana es compleja  y   descubren lo que desean hacer con sus vidas, ademàs saben que pueden ganar mucho dinero de esa manera, aunque pudieron ejercer otros oficios;   en un tercer lugar estàn las mujeres que son prostituidas mediante engaños, drogas y  mentiras, luego  de ser violadas, con amenazas,  intimadas a ejercer la prostituciòn, porque fueron secuestradas y  obligadas a ejercer el oficio. En este ùltimo rango, que rompe el molde de lo volitivo  y  de subsistencia bàsica,  para incurrir en un atroz y repugnante negocio de esclavismo sexual como el   detentado por  depravadas mafias de Asia, Europa y Amèrica. Este caso de esclavitud sexual, no deberìa denominarse prostituciòn en sì, porque la prostituciòn debe entenderse como un acto voluntario.   Deplorable  crimen que podrìa denominarse esclavismo  sexual para ejercer la  prostituciòn.

Pero un cuarto nìvel de prostituciòn  ha tomado fuerza inusitada en los paìses tercermundistas, la canallesca  prostituciòn infantil  creada por monstruos enfermos de codicia  para  hombres sin escrùpulos, pedòfilos, sàdicos y sadomasoquistas,  miles de pederastas de los paìses ricos que llegan como cazadores de trofeos de sexo tierno ,  presas  infantiles que saciaràn su lujuria, mundanas  expectativa de fuertes y  demenciales aberraciones  con niñas de diez u once años, y hasta menores de diez años. Este negocio de demonios  castradores de la infancia es manejado por poderosas redes mundiales de proxenetismo infantil, con lazos y conexiones logìsticas, vinculadas a sanguinarias mafias de Europa, Asia, Africa y Amèrica.  Verdadera calamidad humana de indole monstruosa que supera cualquier espectro lìmite.  Algo horripilante, contranatura  que sòlo señala el rumbo  oscuro, sin regreso que ha llevado al hombre a descomponerse  y transformarse como el màs abyecto, sanguinario y miserable depredador que ha existido en todos los  tiempos sobre el planeta tierra, no sòlo de los recursos vìtales de la naturaleza para la sobrevivencia de todas las especies, incluida la humana,  sino tambièn que depreda,  aniquila sin aspavientos èticos y morales, todos los valores de la dignidad y el respeto,  que lo condujeron a ser un ser civilizado, por encima de las demàs criaturas y especies de la tierra.  

 Ha ingresado al tùnel màs oscuro y lòbrego desde su apariciòn en la tierra. La prostituciòn forzada de niñas es otro demencial negocio que crece como  incendio infernal, alimentado por un  combustible altamente inflamable, cuàl es la lenta pero inexorable  extinciòn de la moral y  ètica humana;  insaciable y creciente codicia del hombre hacia el dinero y  bienes materiales.  La ruptura del hombre actual  con  las barreras èticas, y lìmites  morales,  le quitaron la màscara de bestia feroz,  dejàndolo tal cuàl es,  criatura asesina poseìda de lujuria,  proclive a los placeres y sensaciones màs insopechadas y escabrosas.


En un mundo convulsionado, globalizado en estrategias comerciales y estandarizado por marcas y estratificado por  etiquetas de calidad, soporte maquillado de la estètica y el  interès econòmico sobre otros valores, tambièn se ha establecido la  estratificaciòn en el mundo de las putas. Ahora hay putas  de alto estrato, de estrato medio y las puticas de clase baja. La prostituciòn se ha transformado en  un fabuloso negocio para las niñas bien de los estratos altos, fuente de cuantiosos ingresos para las arribistas y trepadoras sociales de clase media.  Rentable negocio manejado por astutos y ambiciosos intermediarios mediante pàginas web, redes digitales y virtuales de promociòn con insinuantes catálogos de las bellas e insinuantes  modelos, chicas universitarias y profesionales.  En el medio colombiano se les llama a las  universitarias,  a  las que  poseen  tìtulo universitario, modelos y actrices que ejercen la prostituciòn, mujeres prepago. Pero en  esta escala de putas prepago, tambièn hay  presentadoras de televisiòn,  diversas profesionales y un amplio pièlago de mujeres vinculadas a la fràndula y medios de comunicaciòn.  Ante la demanda y copiosos ingresos dejados por esa actividad, se han vinculado  incontables jovencitas  estudiantes de bachillerato, incluyendo menores de edad. Esta fauna femenina tiene una alta demanda entre  altos ejecutivos de multinacionales,  acaudalados inversionistas, pròsperos comerciantes e induatriales, y por supuesto el gremio de los traquetos, narcotraficantes y capos del crimen organizado.   Èstos  son  los que mejor pagan los servicios de èstas mujeres porque aunque algunas se resisten, en un principio y  no desean hacerlo, les ofrecen  altìsimas sumas de  dinero.  Se obsesionan de tal forma con alguna actriz, modelo o presentadora de televisiòn  que les   obsequian costosos  apartamentos, lujosos autos y joyas.   Al fìn èstas ceden, lo que las convierte en prostitutas simuladas. Algunas quedan enganchadas en ese mundo porque descubren la mina de dinero que pueden  explotar vendiendo sus cuerpos.

En en el calamitoso e infortunado ambiente de  pobreza y miseria del mundo,  el  lastre  que implica  ser pobre,  sin oprtunidadades; modelo milimètrico de exclusiòn social y econòmico de los circuitos del progreso y la riqueza,  edificado con la perversa metàfora de ricos y pobres, feos y bonitos, talentosos y brutos, tampoco las putas se escapan a esta estratificaciòn demonìaca. Hoy hay putas de alto nivel social   para los adinerados y nuevos ricos, porque sòlo ellos podrìan pagar sus altas tarifas;  putas de estrato medio para  profesionales, burocràtas, comerciantes y empresarios en ascenso social y econòmico. Y en la ùltima escala, estàn las tristes puticas de los barrios miserables, las desplazadas por la violencia del campo,  las niñas empujadas a la prostituciòn para no morirse de inaniciòn;  puticas escapadas de hogares de infierno, miseria,  maltrato, hambre y violaciòn sistemàtica por parte de padres,  hermanos y padrastros.

Putas de alto vuelo que intiman  con capos y poderosos hombres de negocios, obteniendo altas cantidades  por sus servicios y las que estàn en el estrato medio, que sueñan y luchan por llegar donde han llegado las putas de alto vuelo, las que sòlo se acuestan con hombres ricos.   Y las puticas callejeras de todas las edades que con su mìrada triste de desamparo y hambre, se ven en los atrios de las iglesias, en los sectores màs deprimidos de las ciudades, recorriendo  las calles en frìas noche de abandono y peligro, buscando con desespero un ocasional cliente, casi siempre un borracho impotente y agresivo.  Putas y puticas; las primeras cosechan  con su sexo, el ascenso social y la posible riqueza que no obtendrìan de otra forma, las otras; desamparadas puticas sin futuro que apenas intentan ganarse unos pesos para pagar el alquiler de un miserable cuarto de hotel de quinta categorìa,  sufragar un plato de comida  en un restaurante popular y el resto, sì acaso les queda, serà para dàrselo al  amante de turno o al rufiàn alcahuete de siempre,  otro tanto serà para comprar droga y alcohol y hacer menos dolorosa su desventura de haber nacido pobre  para volverse  puta.  





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